domingo, 30 de enero de 2011



Este blog está creado para mejorar, jugando, el rendimiento de vuestros hijos-as. También es un espacio donde recibirás información y orientación.

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Artículo de interés para los padres/madres:

MI HIJO PADECE UN TRASTORNO. ¿QUÉ PUEDO ESPERAR DEL COLEGIO?

  Esta es una pregunta que se plantean las familias con hijos que padecen algún tipo de trastorno o problema infantil de cierta gravedad. Es el caso de los padres que reciben un diagnóstico de retraso madurativo, trastorno por déficit de atención, dislexia o trastorno de aprendizaje no verbal, entre otros muchos.

Qué espera la familia

Una vez que la familia recibe un diagnóstico de ese tipo espera una respuesta del centro educativo. En general, las familias esperan de nosotros los educadores y profesionales:

1º. Conocimiento del problema

Esperan que estemos informados del problema de su hijo, que lo conozcamos y que si no es así, tengamos la actitud de informarnos y conocer las características del trastorno que el niño presenta, al nivel esperado como profesionales.

2º. Se tenga en cuenta la situación

En segundo lugar, las familias esperan que tengamos en cuenta, en la medida de lo posible, las características de su hijo o hija: sus puntos débiles, especialmente.
Estoy implica conocer que hay determinadas situaciones, tareas, actividades en las que su hijo no podrá participar, o requiere una vigilancia especial u otro tipo de medidas.
Esperan que su hijo sea tenido en cuenta, que no sea olvidado. 

3º. Adopción de medidas

Las familias suelen comprender la situación: su hijo no está solo y los profesores tienen que atender a otros veintitantos niños más. Además, los recursos personales siempre son escasos.
Lo que suelen esperar las familias es que se tengan en cuenta las dificultades de su hijo y que se adopten las medidas que estén al alcance de los profesores.
En ocasiones esto implica solo pequeños detalles: que se le deje más tiempo para realizar los exámenes, que se permita una evaluación oral, que se esté un poco más pendiente de que el chico apunta los deberes en la agenda, asegurarse de que ha comprendido una explicación, proporcionarle refuerzo y apoyo, alentarlo…

Qué podéis hacer las familias

1. Aportar informes

Lo primero sería aportar los informes de que se dispongan al centro. No se conforme con llevarlo a la dirección, a veces los informes duermen en el cajón de esa mesa y nadie más lo ve. Prepare una copia para el orientador u orientadora y para el tutor o tutora de su hijo.
Entrégueselo personalmente, a ser posible en una pequeña entrevista y dígale que en el informe se explica lo que su hijo padece.

2. Aportar información sobre el trastorno

Aunque no debería ser así, las familias tienen muchos más conocimientos e información sobre el trastorno o dificultad de su hijo que los propios profesionales.
Si es posible, entreguen información al tutor o tutora sobre lo que padece su hijo para que lo lea y tenga en cuenta. No les  den direcciones de internet; si pueden, entréguenselo en papel para que lo lea. De la mayoría de los trastornos existen guías para profesores. En nuestro  blog  puede conseguir algunas.

3. Mantener entrevistas con el tutor o tutora

Pasado un tiempo prudencial, un mes como máximo, soliciten una entrevista con el tutor. Si es posible, procure que el orientador u orientadora esté presente.
La entrevista debería servir para asegurarse de que se han leído los informes, las orientaciones generales y sobre todo, para que les informen de cómo se va a ajustar la respuesta educativa en el centro: si va a tener apoyo, adaptación curricular… En definitiva, qué medidas se van a adoptar.
Después de esa entrevista, deberían procurar mantener entrevistas con el tutor una o dos veces al trimestre, como mínimo, con objeto de hacer un seguimiento de la evolución de su hijo o hija.  

4. Mostrarse disponible para colaborar.

Los educadores no deben percibir a la familia como una amenaza, más bien como colaboradores y estar abiertos siempre a implicarse desde el hogar en la intervención de su hijo.
Estén abiertos a pautas de intervención, pero soliciten que sean pautas claras y concretas y que efectivamente se puedan llevar a cabo en el contexto familiar.

5. No pregunten a diario cómo va su hijo.

Los niños con necesidades especiales avanzan muy lentamente: tienen pequeños avances, retrocesos. Su evolución es a medio plazo.
Eviten preguntar diariamente o semanalmente cómo va su hijo, porque la información que les aporten será mínima (su hijo no cambiará de un día para otro) y lo único que conseguirán es desmoralizarse ustedes mismos y angustiar a los profesionales.
En alguna reunión de padres y/o profesores he tenido la ocasión de comentarles: “ninguno de nosotros está exento de tener un hijo, un sobrino o un nieto con necesidades educativas especiales. "Simplemente traten a esos alumnos de la misma forma que le gustaría que trataran al suyo
¿Les parece buena idea?




Tiempo Aljaraque






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